top of page
Buscar

¿Que hacer cuando tienes miedo?

5 de agosto, 2025 --------------- Amilcar Lopez.



ree

El miedo es una de las emociones más profundas que el ser humano experimentó desde la caída. La Escritura nos muestra que, tras desobedecer, Adán se escondió de la presencia de Dios: el pecado había abierto la puerta al temor. Desde entonces, todos conocemos lo que es temblar ante lo incierto, sentir que el alma se sacude como hojas en el viento.

Así ocurrió también con un rey, cuyo corazón se llenó de angustia al recibir una noticia alarmante: dos enemigos se habían aliado en su contra. El profeta Isaías lo describe así:

“Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: ‘Siria se ha confederado con Efraín.’ Y se estremeció el corazón de él y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del bosque a causa del viento.” (Isaías 7:2)

El temor muchas veces llega de golpe, disfrazado de diagnóstico médico, de pérdida inesperada, de crisis familiar, de inquietudes que no sabemos cómo nombrar. Como pastor, he acompañado personas que recibieron noticias devastadoras, como el cáncer. En sus lágrimas, en su silencio, en sus oraciones quebradas, he visto tanto dolor... pero también he sido testigo de milagros: corazones sostenidos por una fe que no se rinde.

¿De dónde nace esa paz en medio de la tormenta? De una confianza profunda en el Señor, en Aquel que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo puede.

Jesús nos habló sobre esto con palabras sencillas, pero eternas:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron los ríos, soplaron los vientos, y golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron los ríos, soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:24–27)

Jesús no promete que no habrá tormentas. Él promete que, si tu vida está afirmada en Él, no caerás. Las lluvias vendrán. Los ríos crecerán. El viento golpeará. Pero no serás destruido. Porque tú no estás solo.

Mi oración por ti —y por cada corazón temeroso— es que Cristo sea tu fundamento, tu refugio, tu roca firme. Que en medio del miedo, puedas escuchar su voz:

“No temas, porque Yo estoy contigo.” (Isaías 41:10)

Y así, venga lo que venga, sepas que tu vida está en las manos de Aquel que no falla, que no olvida, y que nunca abandona.

Amén.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


Publicaciones Tulip

Monterrey Nuevo leon. 

8132788983

Suscríbete a nuestro boletín

¡Gracias por tu mensaje!

© 2025 Publicaciones Tulip

bottom of page